http://www.grancanariaweb.com/eEl bonsai, es un árbol en una maceta reducida.Proviene del Japón (bon es maceta y sai árbol), aunque fue en China donde se tiene constancia ,de que allí ,lo usaban los grandes señores ,para llevar las plantas aromáticas y medicinales , en grandes vasijas .
Ahora ,hace pocos años ,que conocemos a los bonsais ,como producto elaborado japonés.
Ellos han puesto una serie de normas y forma de presentación ,pero nosotros los occidentales lo hemos de aceptar que no tenemos el pensamiento oriental ,sino el aceptar unas reglas que nos viene de la naturaleza,pero no obstante debemos realizar un trabajo parecido al de ellos,por ejemplo algunos estilos y técnicas que tantos resultados les da.
A mí personalmente me va bien el que debemos imitar el árbol , tal como lo vemos en la naturaleza ,respetando el estilo que nos proporcionan , pero sin alterar la estética.
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UNA HISTORIA QUE CONTAR:
Los orígenes del bonsai se pierden en el tiempo, pero es probable que su cultivo se iniciara en China hace más de mil años, como consecuencia del taoísmo. Los seguidores de esta religión creían que los fenómenos naturales, como por ejemplo las montañas, los árboles y las piedras, estaban cargados de poderes, y que los ejemplares diminutos los poseían de forma concentrada. También pensaban que una forma retorcida y nudosa representaba los cuerpos de los que habitaban el mundo de los espíritus, en el cual habrían alcanzado una edad avanzada.
A partir de estas creencias ha surgido una forma de horticultura: el bonsai.
CONSERVACIÓN Y CUIDADOS:
Guía : Poda, Trasplante, Mezclas de tierra
Cuidados al año , Enfermedades , Plantas adecuadas
Una vez que tenga varios árboles jóvenes y sanos creciendo en tiestos, habrá llegado la hora de comenzar a pensar en la preparación necesaria para controlar y desarrollar la forma del futuro bonsai. A los novatos los pone nerviosos pensar en la poda, porque creen que van a lastimar los árboles, cuando en realidad se trata de una parte esencial del proceso para mantener los bonsais sanos, vigorosos y frondosos.
Poda y pinzados
Para podar correctamente un árbol es importante que comprendamos sus hábitos de crecimiento. Entre los árboles caducos, hay algunos que producen vástagos y hojas nuevas durante toda la época de crecimiento. Este grupo incluye el arce, el espino, el carpe, el olmo, el durillo, el alerce, la secoya y el ciprés de los pantanos, así como también el cedro japonés siempreverde, los delicados cítricos y el granado.
Cuando la hojas de estos árboles se abren en la primavera, aparecen vástagos en las puntitas de las ramas y en las yemas situadas a los lados de estas.
Para consevar el tamaño, hay que eliminar los vástagos cuando se alargan, dejando apenas una o dos hojas en la base. Sin embargo, para estimular el crecimiento en una sola dirección, se debe cortar el vástago justo por encima de una hoja que crezca en el sentido que se desea el crecimiento futuro. Un nuevo vástago crecerá a partir de la yema latente situada en la base de la hoja en la dirección requerida.
La mayor parte de estos cortes, que se realizan durante la época de crecimiento, se pueden hacer con el índice y el pulgar, aunque a veces es necesario el uso de tijeras. No hay que podar de este modo los árboles que no sean sanos. En realidad, es improbable que sea necesario podarlos, dado lo poco que crecen.
Hay que eliminar las ramas que no se desean: las que están muy abajo, o situadas justamente enfrente de alguna en buena posición (línea gruesa). Las partes más nuevas tienen que recortarse (línea punteada) para estimular una mayor ramificación.
Trasplante
El trasplante es necesario para todas las plantas en maceta y, en particular, para las plantas jóvenes. Consiste en cambiar la maceta o, simplemente, la tierra.
Por qué trasplantar
- Un volumen pequeño de tierra no permite a la planta vivir indefinidamente. Pasado un tiempo, la tierra pierde sus elementos nutritivos, el humus desaparece, la composición del suelo cambia y ya no fija las partículas minerales.
- Las raíces se desarrollan demasiado y terminan por ocupar más de la mitad de la maceta. A menudo, su fuerza y volumen desplazan a la planta hacia afuera.
Cuándo trasplantar Si se dispone de un invernadero fresco, resguardado de las heladas, se puede trasplantar durante todo el invierno, ya que el sistema radicular no requiere reposo invernal, especialmente si son árboles de hoja caduca.
Un viejo refrán dice incluso que «En el día de Santa Catalina (el 25 de noviembre) todo árbol echa raíz». Sin embargo, dado que las raíces en maceta son muy sensibles al frío, hay que asegurarse de que el suelo no se hiela.
El mejor, y a veces único, período posible es el mes de marzo, apenas terminado el invierno. Una parte de las raíces que forman el cepellón habrá perecido naturalmente durante la estación fría. La planta estará todavía en reposo, pero el desenredado de las raíces será más fácil y la cicatrización de los cortes más rápida.
Cómo trasplantar El trasplante consiste en cambiar la tierra, suprimir una parte de las raíces y, según el caso, cambiar de maceta. Para realizarlo se seguirán los siguientes pasos:
- Retirar la planta de la maceta y verificar el estado de sus raíces.
- Preparar la maceta (la misma si no vamos a cambiarla), obturando los agujeros con tela o tu¡ de plástico, fijándolos, si es necesario, con alambre de cobre.
- Esparcir en el fondo una capa de arena gruesa, destinada a drenar el exceso de agua.
- Deshacer el paquete de raíces, peinándolo con un tenedor, tratando de lastimar lo menos posible las raíces grandes. Una vez que estén bien peinadas, suprimir entre un tercio y la mitad de las raicillas con unas tijeras. Eliminar la tierra vieja.
- Poner un poco de tierra en el fondo de la maceta y colocar el bonsai. Si éste tiene gran volumen y el tiesto es muy poco profundo, será indispensable amarrar la planta, pasando las dos extremidades de un alambre de cobre por el agujero de drenaje y fijando con ellas el cepellón.
- Agregar tierra nueva alrededor de¡ cepellón y comprimir firmemente, primero con los dedos y después con la alcayata.
- Ya se haya conservado el musgo encima de¡ cepellón, o previamente retirado, volver a ponerlo sobre la superficie de la maceta. - Regar en abundancia pero suavemente, con una regadera de agujeros finos. Si procede, sumergir la maceta en una palangana con agua por debajo de¡ nivel de la tierra, hasta que esté bien empapada.
- Luego, dejar escurrir y poner el bonsai a la sombra durante varias semanas, hasta que el sistema radicular se haya formado otra vez. Es muy importante no abonar la tierra durante este período.
¿Con qué frecuencia trasplantamos?
En general, puede decirse que los árboles de follaje perenne tienen necesidad de trasplantes menos frecuentes que los de hoja caduca, que producen más materia orgánica y renuevan su follaje más a menudo. Un pino tendrá menos necesidad de ser trasplantado que una secuoya primitiva o un arce.
Las mezclas para trasplantar
Mezclas para trasplantar Este tema preocupa a veces a los novatos pero, para la mayoría de los árboles, resulta adecuado el abono formado por una mezcla de buena tierra negra de jardín, mantillo en estado de descomposición y arena gruesa o gravilla muy fina.
Hay que esterilizar los elementos antes de usarlos; en el caso del mantillo que se recoge del bosque, basta con cocinarle en el horno dentro de una lata de galletas que tenga una tapa que ajuste bien.
A algunos árboles les desagrada la cal; habrá que ponerles abonos que no la contengan, y turba en lugar de mantillo. Las coníferas, en general, prefieren un suelo muy arenoso, de modo que resulta conveniente agregarle a su mezcla una mayor proporción de arena.
Todos los elementos que hemos mencionado pueden mortificarse de forma proporcional para adecuarlos a un árbol en particular.
mezcla ideal: 1/3 turba, 1/3 mantillo , 1/3 arena de río
Cuidados generales de un bonsai
Al igual que todas las plantas vivas, un bonsai no sobrevivirá si no tiene agua. La frecuencia del riego depende de muchos factores, especialmente del estado de crecimiento de la planta, y del clima.
En invierno, los bonsais que viven al aire libre necesitarán poca agua, aparte de la que reciben en forma de lluvia. Los árboles de interior requieren cierto control, ya que la humedad del suelo se evapora a pesar de que el bonsai no crezca nada o casi nada.
La primavera es una época peligrosa. Como comienzan a crecer las hojas y los vástagos, las necesidades de agua del bonsai aumentan muchísimo, y esto suele coincidir con un cambio de clima, que pasa de húmedo y frío a ventoso y seco. Hay que regar los bonsais en cuanto han consumido la mayor parte (no la totalidad) del agua que tienen en el recipiente.
Al llegar el verano, el tiempo, con suerte, será muy cálido, tal vez con brisa y un sol fuerte. En estas condiciones, los bonsais requieren un riego abundante una vez al día, preferiblemente por la mañana temprano o al Analizar la tarde y, en casos excepcionales, en ambas ocasiones. Los bonsais de interior también necesitan más agua y, por lo tanto, habrá que controlarlos todos los días.
En otoño, los árboles inician los cambios químicos que producen la caída de las hojas y el estado de latencia. Disminuye la necesidad de agua y hay que tener cuidado de no regarlos en exceso en esta época, ya que, con las temperaturas más bajas, especialmente por la noche, se corre el riesgo de que se pudran las raíces.
Plagas y enfermedades en los bonsais
Otra forma de cuidar el bonsai consiste en protegerlo de las plagas y las enfermedades. Afortunadamente, como la mayoría de los bonsais están bien cuidados y son sanos, existen pocos riesgos de este tipo, pero habrá que tomar medidas curativas sencillas cuando aparezca alguno de los siguientes problemas.
Hormigas
A veces se las puede ver corriendo por el tronco de un bonsai y su presencia suele indicar que el árbol tiene algún otro parásito, como afidios, por ejemplo. Después de hacer desaparecer estos, para eliminar la hormigas se sumerge todo el árbol en un cubo de agua al que se le habrá añadido una cucharada de detergente lavavajillas. Déjelo durante treinta minutos y después permita que se escurra. Si las hormigas habían hecho un nido en las raíces, tanto este como ellas mismas habrán desaparecido.
Afidios Estos parásitos tan conocidos tienden a acumularse en la época de crecimiento de hojas y vástagos, en el arce. Como esta especie de bonsai es sensible a los aerosoles comerciales, para efectuar una cura ha de aplicarse el método que hemos descrito antes para las hormigas.
Agallas o nodulares de corona Son agallas llenas de bacterias que se forman en las raíces dañadas de las plantas: esta enfermedad se agrava por anegamiento. Afortunadamente, es poco frecuente entre los bonsais pero, en caso de detectarla, hay que cortar todas las raíces que estén afectadas y mejorar el sistema de drenaje.
Enfermedad de las almácigas
Es una enfermedad que afecta a las plántulas, que se pudren en el punto en el cual el tallo alcanza el nivel del suelo. Para evitar este problema, hay que regar IOS semilleros con un insecticidas siguiendo las instrucciones de fabricante.
Gorgojos algodonosos
Tienen el aspecto de cochinillas pálidas, pero son más pequeños, y aparecen en plantas de interior, incluidos dgar/bonsai/index.html